Dueños de un valle contaminado
Últimas Noticias. pp: 2-3.
El humo del cigarrillo, un grito de un vendedor ambulante, la basura, la pintura del edificio viejo que se cae, el agua sucia de las quebradas, los suelos secos, las invasiones, los cerros quemados y la gran cantidad de construcciones son parte de los agentes contaminantes que se mueven a diario por la atmósfera del cielo caraqueño y que abruptamente disminuyen la calidad de vida de los citadinos.
En Caracas, donde habitan según estadísticas oficiales cerca de 4 millones de personas, la calidad del ambiente deja mucho que decir. El año pasado, la organización no gubernamental Vitalis les hizo una encuesta a 109 especialistas en la materia y como punto de partida coincidieron en señalar que existe en la capital (y esto se repite en las grandes ciudades del país) un inapropiado manejo de los residuos y desechos sólidos.
De hecho, existe una cantidad de vertederos y botaderos ilegales, manejados sin criterio sanitarios y ambientales, como sucede por los lados de Gramoven, La Vega, Antímano, Petare, San Agustín y la carretera vieja Caracas-La Guaira, donde se dispone la basura sin ser tratada.
Además, hay una alta agresión sobre los suelos y las montañas, donde -como consecuencia de las toneladas de basura y por la quema y tala indiscriminada producto de las invasiones- queda prácticamente una naturaleza muerta.
Nadando en basura
A diario en Caracas, según Manuel Molina, presidente de la Corporación de Servicios Municipales, se recogen 2.350 toneladas (t) de desperdicios.
De ese total, entre 80 t y 100 t se recolectan en 23 de Enero, San Juan, Antímano, Caricuao y La Vega, por citar cinco parroquias conflictivas en esa materia y que, dado el volumen de desechos, fueron asumidas por el Ministerio del Ambiente.
Antes de la disposición final, esas bolsas pasan de 24 horas a tres días regadas en las esquinas, callejones y en las vertientes de las quebradas y barrancos, lo que coadyuva aún más al desastre ecológico.
Eso va de la mano con el mal manejo de las aguas servidas, las cuales contaminan las fuentes de agua superficiales y subterráneas, con el correspondiente deterioro de ríos (en Caracas hay tres grandes: Guaire, Valle y Macarao) y de las quebradas, cuencas y microcuencas, que suman 516.
Aunado a ello, el informe de 2009 de Vitales dice igualmente que ha habido un inapropiado uso de vectores, lo que ha traído como consecuencia la proliferación de enfermedades que pueden transmitirse de animales a seres humanos (zooantroponosis). Entre ellas encontramos el dengue, que debe tratarse no sólo como un problema sanitario, sino también ambiental, pues en lo que va de año en Distrito Capital se han acumulado 4.410 casos hasta el 3 de julio.
De nuevo tocando el tema hídrico, los 109 especialistas refirieron que ha habido poco interés en el manejo de las aguas dulces.
Por ejemplo, tenemos el embalse La Mariposa, de donde se surte de agua a 10% de los caraqueños y a 80% de los mirandinos, que está siendo atacado por la descarga de elementos residuales de más de 20 invasiones asentadas en sus márgenes, y devorado por el lirio blanco y la bora que se consume el oxígeno, lo que provoca además la desaparición de la fauna marina.
Sobre este punto específico, el ministro de Ambiente, Alejandro Hitcher, ha sostenido reiteradamente que esa planta acuática no representa ningún daño.
Lo cierto del caso es que los niveles de contaminación de ese recurso van en aumento no sólo dentro de los linderos de La Mariposa, sino que están en auge en las principales afluentes: los ríos Tuy, Camatagua, Taguaza y Taguacita y la represa de Guárico, cuyas cuencas -aunque se mantienen en niveles aceptables- reciben descargas de materiales orgánicos, según la opinión del ingeniero Norberto Baussón, presidente del Instituto de Aguas del Municipio Sucre.
Hablando de calidad
La responsabilidad de Hidrocapital es llevar el agua transparente hasta la tubería matriz. La calidad final dependerá de cómo estén los filtros y tanques de las casas. Pero si los embalses están muy sucios, más difícil es limpiar el líquido. Cada día, 2 millones de toneladas de aguas residuales caen en los mares del mundo y que cada año muere más gente a causa de agua insalubre que por un hecho de violencia. De allí la importancia de una buena gestión.
El aire que respiro
Otro espacio contaminado es la atmósfera. Fresnel Díaz, biólogo experto en ecología ambiental y director de Calidad del Aire del Ministerio del Ambiente, sostiene que lo que respiramos es sano, pues según los estándares nacionales del Decreto Nº638, los niveles de contaminación se ubican entre 75 y 100 microgramos de partículas suspendidas.
Eso es aire limpio, incluso hasta 150 microgramos de Partículas Totales Suspendidas, se habla de una atmósfera medianamente contaminada.
Sostiene que ello es así desde que se sacó definitivamente el plomo de la gasolina, en 2004. De hecho, entre 1981 y 2006 hubo una medición y la reducción fue considerable: se encontraron 0, 5 microgramos de plomo en el aire.
Pero no sólo eso ayudó a mejorar el ambiente. Díaz aseguró que se han retirado 48 toneladas de sustancias químicas, lo que contribuye a mejorar la capa de ozono.
Aún más, en marzo de este año, vía decreto (Gaceta Oficial Nº39.387), se oficia la creación del Centro de Evaluación Vehicular, el cual debe estar activado para el año que viene. Su trabajo será precisamente controlar las emisiones de gases.
Si bien es cierto que estos son intentos para limpiar el ambiente. Caracas es una ciudad convulsionada en materia de contaminación.
De enero a marzo, los incendios forestales y la calima fueron predominantes y nublaron la atmósfera. Luego llegaron las lluvias y aplacaron esos agentes, pero las precipitaciones influyeron en el desbordamiento de quebradas, en los deslizamientos y en el colapso de drenajes. Paralelamente, el caraqueño se enfrenta a los daños visuales y al ruido de los carros, al corneteo, a la proliferación de los parlantes de los vendedores ambulantes y al tomento de las construcciones… Todo ese ruido atmosférico está por encima de los 30 decibeles. Y de acuerdo con Díaz, nos exponemos a un daño considerable.
4 mil kilómetros de tuberías descargan aguas en el Guaire
MSG
Caracas.
La totalidad del consumo de agua en la ciudad, que se suministra a través de 4 mil kilómetros de tuberías, se descargan en las quebradas y luego en los afluentes Valle y Guaire, con millones de bacterias.
Pero el afluente más perjudicado es el Guaire, pues sus 72 kilómetros de longitud, que atraviesan el valle de este a oeste, son una sola cloaca.
Cabe destacar que el valor máximo aceptable del agua para que no represente un riesgo para el consumo, establecido por la Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud, es que no tenga cuerpos residuales, entre ellos, desechos fecales, domésticos y de animales. Viendo el panorama inicial, es obvio que con esos riachuelos no se puede ni apagar los incendios.
El ingeniero Norberto Baussón, director del Instituto Municipal de Aguas de Sucre, dice que suministrar el líquido a los caraqueños es costoso porque la ciudad se ubica por encima de la Cota Mil. No obstante, llega a todas las zonas pobladas, tanto que cada persona consume al día cerca de 400 litros sin medir las consecuencias: de todo ese recurso que se ha ido por los 4 mil kilómetros de redes de tuberías, si acaso es tratado 2% en la planta El Chorrito, ubicada Los Teques. El grueso va a parar a las quebradas y a los ríos de forma cruda.
Otro punto, de acuerdo con Baussón, es que cuando el recurso hídrico sale de las represas es tratado por las plantas del Acueducto Metropolitano construidas en 1960. De allí salen a las tuberías, cuyas vidas útiles vencieron: se erosionan, oxidan y tienen fugas (en la ciudad hay cerca de 200 al día) y por tanto merma la calidad.
Transcripción y montaje: Carlos Marín.