Saga del Guaire
Guaire al viento
Melena peinada a trozos:
aquí más dócil, aquí, caracolito.
Sin lazos, ni cintas
va tu pelo
arrastrándose
entre nosotros.
Ni color, ni brillo,
mal perfumado:
agua triste que nos ofende
por todo el cuerpo
desesperado.
Guaire al sol
Se ríe y salta de punta en punta
a lo estrecho,
a lo corto.
Cuerda floja,
sábana gris en punta de pie.
Tejido de tul
tela invisible
que consigue el punto de plata
que brilla y brilla
¡Imposible!
pero casi
bello.
Guaire de mayo
Miles de lunares luminosos
como pecas caídas desde el sol
o
globitos titilantes
bailan sobre sus aguas terrosas
y las adornan
con tal brillo
que podemos adivinar
algo
de un esplendor
hoy enterrado
entre la mugre
que lo condena.
Guaire gris
Eres feo,
te falta la gracia de los caudalosos,
el tongoneo de los más largos,
el secreto de los selváticos.
No eres claro, ni limpio, ni sedoso.
No te peinan orillas de esmeralda.
No te perfuman las flores de tu vera.
No te afina el paso del tiempo, ni te educa la brisa rica de la tardecita.
No te mejora el calor de los veranos apretados.
Ni sientas cabeza por las lluvias tercas de estos extraños inviernos
–vapor y calina—
Insistes en avergonzarnos:
ruina y barro,
rabia y decepción
son todo el adorno
que dejas
a tus huérfanos.
Guaire pobre
Hilito mínimo de una baba enlodada
Lágrima estirada que se arrastra con sueño
Charquito menudo de lluvia pequeña.
Ni te ves, ni susurras.
Agüita encogida
intentas convencernos,
cansado,
de que eres un río
de Verdad.
Guaire triste
Nos tiene miedo
se esconde de miedo
para no vernos, para ahuyentarnos
Mengua de rencor
Mengua de pena
Se espanta de esta miseria
de gente rota
de ojos infames
de lenguas negras
Y a veces,
llora tanto
que nos arrasa.