Para sanear el Guaire sobran los proyectos, pero falta la acción
Últimas Noticias. pp. 2- 3
Hace siete años, Volker Hassenner, uno de los arquitectos que condujo el proyecto de reunificación de Berlín, después de oir durante tres días las ponencias de venezolanos sobre la ciudad (en el encuentro Berlín-Caracas, organizado por Leopoldo Provenzali), dijo que le extrañaba ver cómo una ciudad que tiene tanto pensamiento y tanto proyecto, nada de eso se exprese en sus calles ni en su calidad de vida.
Esa incapacidad de retomar lo que hacen otros para siempre empezar de cero, tan señalada por muchos, era muy bien descrita por José Ignacio Cabrujas, quien decía que el caraqueño vivía en el proyecto de la ciudad posible, porque pensaba que siempre se podía hacer algo mejor.
Con El Guaire ha pasado lo mismo: ideas valiosas han quedado engavetadas en el tiempo, bien por falta de voluntad política, por desconocimiento o simplemente porque no han encajado en los planes de la ciudad del momento.
Sobre el saneamiento
Entre los proyectos más antiguos que fueron desechados está el del ingeniero Santos Michelena, quien después de haber estudiado las aguas del Guaire durante ocho años a finales de los 50, levantó un proyecto de canalización para el río de tipo parabólico, forma que le permitiría ser “autolimpiante.”
“Hicimos más de 700 planos en el Laboratorio Hidráulico, que fue creado para estudiar el río, pero que fue cerrado por el gobierno de Carlos Andrés Pérez”, afirma Michelena.
Según el ingeniero, sus estudios siguen vigentes. Es decir, si actualmente se reconstruyera la canalización según sus indicaciones, los sedimentos no se acumularían como actualmente lo hacen. También señaló que sería necesaria la construcción de un sistema de cloacas que pase por debajo de las calles para permitir el mantenimiento, pues tal como se encuentra, en los márgenes del río, no es posible.
Una vez construido el canal del río y los colectores marginales (los que llevan las cloacas), han existido numerosos proyectos que contemplan el saneamiento. En principio, a mediados del siglo XX, el colector marginal izquierdo descargaba a la altura de La Carlota. Se había planeado ubicar una planta de tratamiento en la zona de La California Sur. Cosas que pasan: se cambió la zonifación y adiós planta.
Ahora los colectores marginales descargan en Petare y ya no hay espacio en la ciudad.
Han existido dos tendencias para el saneamiento, resume la ingeniero María Virginia Najul (de Peta-UCV): “una que dice que hay que poner pequeñas plantas a lo largo del río y otra que hay que tratar toda el agua en un solo sitio”.
El Proyecto Guaire, del Ministerio del Ambiente, ha conceptualizado cuatro plantas de tratamiento para devolver las aguas saneadas al río.
Norberto Baussón, presidente del Instituto Municipal de Aguas de Sucre, afirma que en el posgrado de Ingeniería de la UCAB se hizo una revisión de este proyecto. En este estudio sugerían que lo recomendable era hacer en cada microcuenca una planta de tratamiento, en lugar de unas pocas gigantescas. “Como no hay espacio en la ciudad, la idea es que se ubiquen a lo largo del mismo Guaire”.
De esa manera, dice el ingeniero, el sistema de saneamiento es más efectivo y se puede devolver el agua al Guaire en condiciones mejores “y garantizas un cuerpo de agua permanente y mantienes las condiciones de agua mínima. Si se eliminan las aguas servidas del Guaire, tendríamos un río seco la mitad del año”.
En cuanto al saneamiento desde los cerros, el ingeniero hidráulico José Ignacio Sanabria, ex decano de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Central de Venezuela, comenta que a finales de los 90 fue parte de un grupo de especialistas que desarrolló para Hidrocapital un manual de barrios, que daba lineamientos para el saneamiento de esos sectores.
Asimismo, comenta que una ciudad con la topografía de Caracas debería tener varios sistemas de tratamiento. “En Curitiba han puesto una planta de tratamiento por cuenca, que es responsabilidad de los habitantes de allí. Aquí, aunque se ha exigido que las nuevas urbanizaciones tengan sus plantas de tratamiento de aguas residuales, la responsabilidad queda en manos de Hidrocapital. Eso es un error grave, porque Hidrocapital no tiene presupuesto para operar cientos de plantas y de tratamiento. La ley debería exigirle el agua limpia a los condominios y a las urbanizaciones”.
HABLA LA GENTE
Santos Michelena, ingeniero.
“En el Laboratorio Hidráulico, con el apoyo de siete ingenieros, estudiamos las 67 estaciones metereológicas que había en el valle de Caracas, pero luego, las redujeron a tres y no tomaron en cuenta nuestro estudio”.
Eumilis Arellano, arquitecto.
“Cuando hicimos el levantamiento, ni siquiera las cotas de nivel estaban correctas. Fue un levantamiento vivencial para plantear escenarios urbanos. Identificamos 10 situaciones urbanas diferenciadas y desarrollamos para ellas criterios de intervención”.
Una herida abierta
Si es verdad que el Guaire -como aseguran algunos- quedaría seco durante la sequía después de hacerse el saneamiento, el espacio del canal pudiera utilizarse para actividades recreativas: patineteros, por ejemplo, o cafés al aire libre. Esto, por supuesto, con un río saneado. Ésta es una de las ideas que propuso la arquitecto venezolana Eumilis Arellano en un proyecto que mereció dos premios en Alemania, el Mart Stam 2005 y el NaftoG, que lo otorga el Estado de Berlín y la organización Apoyo a Proyectos Innovadores con Posibilidad de Desarrollo para las Nuevas Generaciones 2006 (donde fue una de las 12 premiadas de 500 participantes).
El estudio, que investigaba el potencial de reconexión de Caracas a partir del Guaire, fue realizado para su maestría en Diseño Urbano en la Universidad Kunsthochshule Berlín Weissensee.
Como por aquella época estaba comenzando el Proyecto de Saneamiento del Guaire, la división diplomática alemana contactó al Minamb para que la arquitecto presentara su investigación. Lo hicieron pero la propuesta no pasó de allí.
“En nuestro proyecto hicimos un levantamiento de toda la cuenca urbana hasta El Encantado”, explica Arellano, quien pertenece a la empresa de arquitectura y diseño urbano Glocalstudio. “Reconstruí el borde del río con la realidad que se estaba viviendo: identificamos los espacios baldíos, los residuales, invasiones, depósitos, etc. Nuestro interés fue ver qué sistema podíamos implementar para integrar la ciudad a través de espacios urbanos utilizando la conexión de este río. Recopilamos y verificamos en planos, levantados por nosotros, y nos dio una sumatoria de actuación de alrededor de 1300 hectáreas que podían ser rescatables como espacios públicos”.
Este trabajo, explica Béla Kunckel, también arquitecto de Glocalstudio, identifica el potencial de resarcir ese espacio urbano. “El Guaire sigue siendo la gran herida, la gran brecha que divide el norte del sur de la ciudad. Nosotros no nos quedamos en el bordecito que queda verde, en puentes o caminerías, sino que entendemos ese espacio de posible transformación de la ciudad de una manera más estratégica, donde se integran zonas industriales, parques y zonas de baja intensidad”.
Siempre se está pensando en el gran plan, en el gran eje urbano, cuando Carcas como ciudad funciona como una centricidad alargada, no hay centro. Y cada una de ellas tiene formas urbanas y de vivir la ciudad diferentes”.
El fundamento del estudio se basa en plantear criterios de intervención dentro de un plan integrador general. Todo esto a partir de un estudio que verificaba la “resistencia urbana”, es decir, la posibilidad de transformación de los espacios.
IR AL CINE A ORILLAS DEL RÍO
Entre Colinas de Bello Monte y Sabana Grande, debajo del distribuidor El Pulpo, se pueden desarrollar, una vez saneado El Guaire, corredores peatonales que puedan operar durante todo el día, con actividad comercial. Desde tiendas, restaurantes, discotiendas, lugares de proyección de cine al aire libre. Así lo propone la arquitecto Arellano en sus escenarios de intervención urbana, porque el borde tiene usos mixtos: tiendas y residencias. De esa manera se refuerzan las actividades de espacios públicos.
Transcripción y montaje: Carlos Marín.